FIESTA DE LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ (CICLO A)
Lectura del santo evangelio según san Juan (2,13-17):
Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
HABLA LA PALABRA: El estandarte
HABLA EL CORAZÓN: Las verdaderas cruces
HABLA LA VIDA: La colina de las cruces
En la Colina de las Cruces en Lituania se encuentran multitud de cruces de todas las formas y tamaños. De las más grandes cuelgan más chicas. Cada cruz responde a una vida desde la Edad Media hasta hoy. En el siglo XX las cruces se multiplicaron, como se multiplicaron en Europa las víctimas del odio racial, de las guerras, de las persecuciones religiosas. San Juan Pablo II y Benedicto XVI rezaron y lloraron en este monte, el monte de los estandartes de Dios:
Situada a trece kilómetros al noreste de la ciudad de Siauliai (Lituania), se presenta a los visitantes una modesta colina, sobre la cual se amontonan una sobre otra, como si de una selva se tratara, cruces clavadas sobre el terreno o colgadas de las más grandes. En el llano frente a la colina se encuentra la Gran Cruz de Leño con Cristo de bronce, donada por Juan Pablo II en ocasión de su visita a la colina, el 7 de septiembre de 1993.
A partir de las primeras cruces, durante las guerras o épocas en las que el pueblo estaba oprimido, las cruces volvían a brotar como símbolo de fe y esperanza. En época soviética las cruces simbolizaban la resistencia lituana. Por ello, en la primavera de 1961, el gobierno decidió terminar con la Colina de las Cruces de una vez por todas. Pasaron bulldozers por encima y las destruyeron, pero no ayudó: nuevas cruces aparecían durante la noche, al principio pequeñas, pero gradualmente mayores y mayores aún. Estalló una verdadera guerra de cruces y continuaron los intentos de devastar la colina. Los bulldozer siguieron interviniendo durante diez años. Hubo incluso un proyecto de anegar el lugar. Pero todo fue en vano, noche tras noche volvían las cruces y, en 1985, la Colina fue dejada en paz.
Hoy en día hay mas de 50.000 cruces, imágenes, cuadros de santos, y mástiles con estatuillas, muchos adornados con numerosos rosarios. Cada cruz tiene su propia historia. Y hoy nadie pone en duda que nadie puede anegar estas cruces, porque nadie puede anegar la Cruz.